Somos mamíferos y por tanto lactar es la cosa más natural. La enzima que nos ayuda a digerir la leche se va reduciendo con el paso de los años, esto significa que después de los primeros meses de vida, cuando lactar es fisiológico, en nuestro intestino comienza a llegar un producto no bien digerido. Si no tenemos en cuenta de lo dicho anteriormente pueden originarse problemas de salud como las alergias, o problemas como el asma y la bronquitis recurrentes.
Problemas de la piel, trastornos de intestino con estreñimiento o diarrea que van a alterar el sistema inmunitario que por el 80% está ubicado en el intestino. La alteración de la actividad del sistema inmunitario lógicamente conlleva a que los niños se enfermen fácil y repetidamente. La sostenida utilización de la leche en contra de la osteoporosis, es tratada en el capítulo específico.